Lo crea o no, hasta el ateo más acérrimo debería tomar nota del 2033. Esta loca idea de la vida después de la muerte lleva mucho tiempo entre nosotros. Por todo el mundo, los arqueólogos han encontrado pueblos antiguos que dejaban ajuares funerarios para la otra vida. Ciertamente debatida incluso entonces, el cristianismo lleva esta proposición a una cumbre, no sólo podría haber vida después de la muerte, sino que si alguien resucitara de entre los muertos, ¡tendríamos realmente algo que celebrar y en lo que creer!
Las ideas son importantes. Pueden ser rechazadas, algunas están en desuso, otras a favor, pero la idea sigue existiendo. Todos estamos de acuerdo en que este debate es saludable, al igual que la condena de algunas ideas muy malas. La idea de que algunos o todos puedan seguir viviendo después de la muerte es quizá una de las más importantes, ya que tiene el poder de cambiar toda nuestra perspectiva de la vida. Esto hace que la conmemoración de la supuesta resurrección de Cristo sea un hito histórico y filosófico de gran importancia.
Los cristianos no lo celebran sólo para mantener vivo un recuerdo, creen que esta información cambia vidas. Sin embargo, los ateos también deberían celebrar este acontecimiento a su manera, ya que el rechazo de esta idea también es muy importante. Como mínimo, el cristianismo ha hecho un importante favor a la humanidad al plantear el debate.
Como organización cristiana, creemos que esta idea sigue siendo tan relevante y creíble hoy en día, pero pedimos a todos los que piensan que la resurrección es tan improbable que recuerden este importante acontecimiento y aprovechen la ocasión para reflexionar sobre por qué la rechazan. Del mismo modo, ¡nos hemos encontrado con cristianos que tampoco han reflexionado sobre ello!
Que el 2033 sea realmente un impulso, como celebración o como simple conmemoración, como individuo o como humanidad entera, para plantearse las GRANDES PREGUNTAS.
Malcolm Allan