Imagina la fiesta de 2033

Las celebraciones de los 2000 años deben ser alegres, artísticas y creativas. Celebrar la belleza de la Resurrección de Cristo, en la diversidad, la alegría y la gratitud será atractivo. ¿Cómo podemos imaginar el Jubileo de 2033 y el camino que conduce a él? Varios oradores respondieron a esta pregunta. El encuentro concluyó con una celebración en la que se lanzó la "Década de la Resurrección" y se envió a nuevos embajadores.

La profesora María Cristina Ventura señala que en la Biblia la fiesta está representada por un banquete, símbolo de la bendición de Dios y del tiempo del fin, en el que todos los pueblos son invitados a sentarse juntos a la mesa preparada para ellos por Dios (véanse Isaías 25 y 55).

Para Jesús, comer juntos es uno de los signos del Reino de Dios: el Resucitado se da a conocer a sus discípulos cuando comen juntos (Juan 21; Lucas 24).

Al invitar a los pobres al banquete, según la parábola de la invitación al banquete del Evangelio de Lucas (14,12-14), Jesús rompe con el clientelismo de la sociedad romana.  Para él, comer es una cuestión de justicia: por eso se invita a los pobres sin recursos. Jesús va así más allá de las leyes clásicas de la mesa y afirma que la mesa es el lugar de la fraternidad y la convivencia. Este último sentido se encuentra en la comida que instituyó en su memoria.
 

¿Cómo ve el Jubileo 2033?

Esta fue la pregunta formulada a tres ponentes. Para Beatriz Berrocal, teóloga católica de Cartagena, este jubileo es un momento oportuno para celebrar la alegría de la salvación y la novedad de Cristo. Es el momento de relanzar el compromiso por la unidad de los cristianos como testimonio en un mundo fragmentado.  Es también una ocasión única para actuar como Pueblo de Dios en camino hacia la misión. 

"El mundo necesita una Iglesia en salida que se niegue a dividirse, que vuelva su mirada hacia la humanidad y ofrezca, más que una doctrina o una estrategia, una experiencia de salvación, un desbordamiento del don que responda al clamor de la humanidad y de la naturaleza", concluye.

Atahulpa Hernández, obispo de la Iglesia Evangélica Luterana en Colombia, señala que el Jubileo de 2033 ya está anticipado por lo que ve hoy en este encuentro de Cartagena, a saber, reconciliación entre cristianos, mucha creatividad y trabajo oculto, en la alegría y la diversidad. 

Para él, este jubileo debe secar las lágrimas de los ojos de tantos colombianos, especialmente campesinos, afrocolombianos e indígenas. "Si celebramos entre nosotros, la paz no estará dentro de nosotros. Debemos abrir nuestras puertas para que la luz de Cristo resucitado inunde nuestros corazones".

A la izquierda, Abigail Vicente, Beatriz Berrocal (segunda por la derecha) y Maria Cristina Ventura (derecha)

Para el pastor evangélico Abigail Vicente, de la Comunidad Apostólica "Las Bienaventuranzas", en Monteira, el Jubileo de 2033 será un tiempo de alegría, de bendición al celebrar la liberación de Dios en Cristo. Su preparación es una llamada a la unidad y a la reconciliación, superando nuestras diferencias y colaborando por la causa de Cristo. También, una llamada a reconciliarnos con aquellos que han sido heridos o dejados de lado por la Iglesia. 

"El Jubileo de 2033 en Colombia y Cartagena podría ser una oportunidad para promover la paz, la reconciliación y la justicia social. La celebración podría resaltar la riqueza histórica y cultural de la ciudad y subrayar la importancia de la fe cristiana como motor de cambio y unidad de la sociedad", dice en relación con el contexto colombiano.
 

Caminando con humildad hacia el 2033

Esta es la convicción de Héctor Pardo, pastor de la Iglesia Cristiana Carismática "Tabernáculo de la Fe", en Bogotá, durante la celebración final que reunió a más de 250 personas. Invitado a hablar sobre el tema "Caminando juntos hacia 2033", comenzó compartiendo su confianza: "Si Cristo ha resucitado, nos acompañará hasta el 2033... ¡de lo contrario nuestra fe es vana! En este camino, el Señor nos llama a vivir su mandamiento nuevo del amor mutuo, que es su voluntad. 

Con humor, nos dice: "Caminar juntos según la voluntad de Dios significa caminar con humildad. Si no podemos convencer a Dios de que nuestra voluntad es mejor que la suya, es mejor seguir su voluntad".

Hector Pardo y Enan Humanez

El padre Enán Humanez, responsable de ecumenismo de la diócesis de Cartagena, desafió a los numerosos jóvenes con gran vivacidad, recordándoles que deben evitar predicar un Cristo sin Cruz. "La resurrección sin la Cruz es como un triunfo sin sacrificio", dijo.

Es Él quien debe estar en el centro de todo, ¡no un pastor o un arzobispo! Es también Él quien se nos revela y nos da, como a los apóstoles, a vencer toda forma de miedo y nos envía a anunciar la buena noticia de la salvación. El Resucitado sopla el Espíritu que nos santifica e inspira. Y el fruto del Espíritu es el perdón y la reconciliación, la paz y la alegría. 
 

¡Que esta primavera se convierta en un gran río!

Ardita Rivera, colíder del Movimiento de los Focolares en Colombia, da las gracias a los organizadores por compartir su sueño que se convirtió en el suyo. Los jóvenes de JUCUM le dieron una profunda alegría: "Ustedes son el rostro de Samuel, Dios los llamó y ustedes lo siguieron. Tu testimonio es edificante".  

Reflexionando sobre el tema del banquete, le parece que Jesús está preparando un gran banquete para todos nosotros, pero abierto a toda la humanidad: "Sueño con que en los próximos diez años lleguemos a muchas personas, creyentes y no creyentes, de nuestras iglesias y de fuera, de diferentes culturas y religiones, y que a través de una amistad sincera podamos hacerles experimentar el amor de un Padre".

Esteban Ariel Mansilla, un joven embajador evangélico de Argentina, admite que nunca había hablado de la fe cristiana con una persona católica. "Tenía el corazón cerrado. Me doy cuenta de que la Resurrección debe tocar primero a la Iglesia y abrir nuestros corazones", afirma. Este encuentro le marcó profundamente, porque vio a los hijos que busca nuestro Padre. Al buscarle, encontramos a otros hermanos y hermanas, y juntos celebraremos la resurrección de Cristo".

Mons. Francisco Munera, Arzobispo de Cartagena, expresó su alegría por haber podido colaborar en este encuentro para iniciar "un camino a Emaús" con miembros de distintas iglesias. "Esta experiencia nos permite ensanchar nuestros corazones: superando barreras y juicios, conociéndonos y amándonos para servir, gracias a la presencia de Jesucristo resucitado en el centro de nuestras vidas".

También expresó el agradecimiento de la Conferencia Episcopal de Colombia y del Consejo Latinoamericano de Arzobispos (CELAM). Espera que esta experiencia se extienda a todo el continente latinoamericano. "¡Que esta fuente que nace en Cartagena se convierta en un gran río! Que nos convirtamos en verdaderos discípulos misioneros de Jesús", concluye.

Foto izquierda, el paso de la antorcha de Daniel Castro (Colombia) a B.P. Kanal (Nepal). Foto derecha, Olivier Fleury (centro), rodeado de Josué Chang y Rafael .... (Venezuela)
 

El sueño de Dios

Al término de este encuentro, Olivier Fleury, fundador de JC2033, da testimonio de que Dios ha reunido a sus hijos durante este encuentro. 

¿Cuál es nuestro sueño? ¿Que cada persona en Cartagena, Colombia y América Latina escuche que Jesús ha resucitado? El sueño de Dios es que cada ser humano sea reconciliado. Y es a través de nuestro amor mutuo que el mundo será atraído.

Al comenzar la "Década de la Resurrección" (2023-2033), pregunta: "¿Darías tus talentos, tu vida por esta década? ¿Cuál es el don que daremos para que se realice el sueño de Dios de la salvación del mundo, que ha decidido realizar a través de nosotros?”
 

Pasando la antorcha

Luego hay un "paso de la antorcha" entre Colombia y Nepal, donde se celebrará el próximo encuentro mundial JC2033. (https://www.jc2033.world/fr/eventsfr/nepal-24.html

Luego Raffaele... (Focolares), junto con Josué Chang (JWAM), invitados al próximo encuentro en América Latina, en Caracas (Venezuela) en octubre de 2024. El Movimiento de los Focolares, de hecho, se ha comprometido a organizar un evento cada año en un país diferente hasta 2033, en colaboración con las Iglesias y los movimientos. 

Por último, Barbara Allan, responsable del programa de embajadores JC2033, dirigió el envío de alrededor de veinte nuevos embajadores procedentes de Colombia, México, Argentina, Egipto y Quebec. Una joven mexicana dijo: "Una voz me dijo que fuera a Colombia porque me esperaba algo importante. Ahora quiero ser embajadora de JC2033".

Los embajadores de Quebec con algunos suizos. En el extremo izquierdo, Mons. Francisco Munera, Arzobispo de Cartagena
 

Para concluir: una oración 

Al final de esta hermosa celebración, antes de recibir la bendición de los distintos responsables de la Iglesia, pronuncié esta oración, en la que intenté resumir lo que habíamos vivido durante estos bendecidos días:

Señor, al concluir nuestra reunión
nuestros corazones se llenan de alegría y paz,
Signos de tu presencia entre nosotros.
Nos has reunido desde los cuatro rincones del horizonte.
Nos has desafiado con tu Palabra de verdad.
Nos has llamado a tu justicia y no a la nuestra,
A tu paz y no a la nuestra, A tu unidad y no a la nuestra.

Ahora nos envías como peregrinos en camino hacia 2033,
En la década que conduce a los 2000 años de tu resurrección.
Concédenos tener presente lo que hemos vivido aquí
y a compartirlo donde vivimos.
Ayúdanos también a no huir de las posibles oposiciones
que sin duda se presentarán un día u otro.
Que en estos momentos miremos a tu cruz
En donde seguiste amando contra viento y marea.

Que a través de nuestro amor mutuo
Muestres el poder del Espíritu Santo
Que te resucitó de entre los muertos
Y que nunca dejas de derramar sobre la Iglesia.

Danos la fuerza para dar el primer paso
Visitando a nuestros hermanos y hermanas en todas las Iglesias,
Sin excluir a ninguno.
Que ninguno falte a la mesa
¡En el banquete que estás preparando!

Que tu gracia cree entre nosotros una comunión fuerte y hermosa
Para que demos testimonio de ti y te celebremos
Para que en 2033, todo ser humano oiga el alegre saludo
"¡Cristo ha resucitado! ¡Ha resucitado de verdad!